LO QUE NO SE PUEDE DECIR
La censura en los medios de comunicación a lo largo de
la historia
Censura. Una simple palabra que ha podido cambiar la historia una y mil
veces. Siempre ligada al periodismo, todo tipo de poder político se ha
encargado de silenciar toda aquella información que no le era propicia. Incluso
los propios medios o las altas esferas han mirado hacia otro lado cuando la
situación era comprometida. Ha sido el compañero ideal del absolutismo y las
dictaduras, y uno de los grandes baches para los regímenes demócratas, que una
vez y otra han intentado combatir y suprimir.
Para poner un par de ejemplos, nos centraremos en España y concretamente en
la prensa catalana. Durante la Segunda República el periodismo tuvo un gran
auge, el momento de gran esplendor de los medios. Había libertad, cosa que
propició la aparición de nuevas publicaciones, muchas de ellas en catalán,
creando así la época histórica en que más prensa catalana ha habido. Había
censura, sí, pero semejante a la actual, es decir, siempre había ciertos temas
o tonos que no se permitían, siempre han habido ciertos límites, por pequeños
que sean. Completamente opuesto a esto, fue la situación que precedió a la
República: la Guerra Civil y el Franquismo. La dictadura acabó con toda la
libertad y la pluralidad que el anterior gobierno había conseguido, instaurando
leyes como la censura previa, la necesidad de autorización para publicar, la
ley de privilegios, el control de acceso total a la profesión o la prohibición
de las lenguas no oficiales. La prensa catalana, en su mejor momento, pasó a
ser inexistente, y cualquier intento por continuarla des del anonimato en la
sombra era perseguido. Los peores años para el periodismo en España habían
llegado, e hicieron falta casi 40 años para que la situación cambiara. Dos
polos opuestos que llevaron al periodismo al mejor y al peor momento histórico
en España.
Cabe destacar, que en demasiadas ocasiones, el poder ha olvidado que la
información no es un bien de consumo o un elemento político, sino un bien
social, la población tiene el derecho no sólo a recibir información, sino a
crearla y participar en su transmisión, y por desgracia en algunas épocas eso
no ha sido posible. Es cierto que muchas veces la censura ha ido ligada a la
libertad de expresión y de prensa, pero no hay que olvidar que hoy en día en un
mundo generalmente democrático sigue existiendo censura, y lo que es a veces
peor, la autocensura de los medios. Ya no se exige la no publicación de ciertos
hechos, sino que los propios medios recortan información quizá por intereses
políticos, o peor, económicos. Porque si antes era el poder político el que
movía hilos, ahora es la realidad económica la que impulsa el mercado, y por
desgracia algunos medios han decidido que la prensa no deja de ser un producto,
y como tal debe ser rentable.
¿Censura? No sería necesaria si la libertad de uno, acabara dónde empieza
la del otro, pero de momento eso es demasiado utópico. Quizá algún día puede
ser una realidad.
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