Supongo que cada día somos más conscientes de este nuevo rol del
periodista en la sociedad consumista y superficial que nos rodea. Llegamos cada
mañana a la facultad y estudiamos las teorías y tendencias políticas y
financieras de los medios dónde queremos trabajar, el tráfico de influencias,
las ideologías, las mentiras... y antes o después, pensamos, ¿dónde quedó el
buen Periodismo? ¿Nos hemos convertido en un producto mercantil más que tiene
un precio?
Es muy negativo
que la nueva generación de periodistas, que en estos momentos se están
formando, tengan una visión tan pésima de los medios de comunicación actuales,
aunque es muy lógico debido a los errores y publicaciones que vemos a diario.
No hace falta irse muy lejos, en estas 8 semanas que hemos dedicado a analizar
medios en la asignatura de Análisis de la Actualidad, hemos podido constatar en
un vistazo que La Vanguardia, que pertenece al grupo Godó, da muy poca
importancia a todos los casos de corrupción que afectan a políticos de CiU, y
cuando estos aparecen en el medio resulta que las siglas del partido o la
mención de que pertenecen a él no es en ningún caso relevante ¿por qué? Pues
simple, la línea editorial del grupo Godó es totalmente cercana y propicia a
CiU. ¿Otro ejemplo? El modo en que se ha tratado el caso Noos y la implicación
del duque de Palma en el País, siempre desvinculado a la casa Real y siempre
hablando de su implicación en solitario y defendiendo al Rey y al Príncipe,
¿por qué? Pues por la línea editorial cercana a la monarquía española, que
defiende a la casa Real en la medida de lo posible.
Dos ejemplos muy
claros de cómo se han perdido los valores del periodismo, y se está dando día
tras día una información parcial o incluso tergiversada de los hechos. ¿Dónde
quedó la importancia de contar la verdad, de explicarle a la sociedad todo
aquello que está pasando, de ponerle freno a la política y destapar todos
aquellos hechos que no sean lícitos? Supongo que en la cartera, en el número de
ventas, en el share que se consiga un viernes por la tarde. Humillante, pero
cierto. Eso sí, tampoco voy a hacer apología del derrotismo y de que el
periodismo murió, porque de vez en cuando, recordamos esos buenos periodistas
que siguen haciendo bien su trabajo y que mantienen vivo el Periodismo en todo
su esplendor, en su verdadera faceta, como Iñaki Gabilondo con su videoblog de
El País o el increíble Jordi Évole semana tras semana con su programa de
'Salvados' en La Sexta.
Muchos medios,
quizá demasiados, han sucumbido a la dulce miel del éxito, al dinero, a la
audiencia... olvidando su papel como cuarto poder, olvidando que ante todo
tienen que contar la verdad de los hechos para permitir que se forme una
opinión pública veraz y contrastada, para que la sociedad no sea ignorante,
para que siempre se sepa lo que sucede. Pero no, el buen periodismo no ha
muerto, aunque es cierto que se encuentra en minoría.
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